jueves, 18 de febrero de 2010

Una noche despues del trabajo.

Una noche iba caminando muy cansado después de
aquel largo día en la oficina; mi jefe estaba insoportable a causa de aquel
proyecto de expansión nuevo, y odio que el no haga nada, le pagan por dormir,
ni siquiera por que fue día de paga me sentía feliz.
-Maldito sueldo miserable
Al llegar a la parada de autobús, cerca de donde mi auto estaba estacionado,
estaba listo para regresar a mi solitario departamento, cuando me quede cegado
por un intenso brillo, el brillo de la sonrisa mas hermosa que jamás haya visto
en toda mi vida, idéntica a la de un ángel, y aun mas sorprendido me quedé al
posar mis ojos sobre aquella hermosa dama; largo y sedoso cabello negro como la
noche que cubría el cielo, hermosos ojos
grandes color gris intenso que parecían las estrellas más brillantes, una piel
asombrosa, suave y blanca como la misma luna y una figura deslumbrante, ¡perfecta
de pies a cabeza!, Nunca tuve el honor de admirar tanta belleza en una sola
persona. Ella volteó la mirada hacia mi posición y me sonroje como nunca,
desvié rápido la mirada y a causa de mis nervios, casi tropiezo con la banca de
la parada de autobús.
-Si serás estúpido – Dije a para mí mismo en voz baja.
-No! No puedes darte el lujo de quedar como un idiota, esta chica parece un
sueño.

Para cuando volví la mirada, ella estaba subiendo a
un auto y solo pude ver por detrás ese hermoso cabello agitándose con el
movimiento de sus pasos; pensé que jamás la volvería a ver, tal ves por la
vergüenza de no haber sido capas de siquiera mirarla a los ojos. Me resigné a
perder las esperanzas de que eso pasara para no sentirme más miserable pensando
en lo penoso que fui.

Al día siguiente, fui a trabajar con las mismas
ganas que el día anterior, mas ella no pudo salir de mi cabeza ni un solo
segundo, no podía dejar de pensar en lo hermosa que era, llegué a creer que
aquel ángel había sido solo un sueño o un producto de mi imaginación; para
colmo, mi jefe me gritó por verme sin trabajar con esa mirada risueña que había
tenido toda la mañana, pero no podía concentrarme. Dieron las 8:00pm y llegó mi
hora de salida, así que me dirigí a mi auto que estaba en aquella pequeña plaza
designada para mi, y casi me ahogo con mi propia saliva al descubrir que ahí
estaba ella, parda en el mismo lugar con ese perfecto rostro de finas
facciones,; mi corazón casi se detiene al mirarla girar lentamente la cabeza y
sonreírme, podría jurar que me estaba desmayando, pero no me iba a dar el lujo de
perderme esa oportunidad, así que agité la cabeza y me acerque a ella con paso firme, cosa que
resultó un tanto desastrosa, pues tropecé con un pequeño desnivel en la acera; en
ese momento no pude siquiera pensar en subir la mirada, pero ella se me
adelantó y dijo:

-¿Estás bien?

Yo me asusté y subí la mirada muy lentamente, mis
nervios se multiplicaron a tal grado que ignoré su pregunta y solo dije:
-Hola.
-Hola –contestó ella amistosamente.
-Linda noche, ¿no es así?
-Mucho –dijo con esa sonrisa que simplemente hacia que me temblaran las piernas.
-¿Esperando el autobús?
-Podría decirse que si.
-Me llamo Jorge.
-Amanda, mucho gusto.
-El gusto es todo mío; Que bonitos zapatos.
-Gracias, que lindo de tu parte; ¿qué haces por aquí a esta hora?
-Vengo del trabajo, iba para mi departamento.
-¿En que trabajas? –preguntó ella con lo que parecía una sincera curiosidad.
-Soy maestro de literatura, y trabajo para una editorial.
-¡¿En serio?! –preguntó entusiasmada –a mi me encanta leer, mis libros
favoritos son “Romeo y Julieta” y “El viejo y el mar”.
Parecía imposible, no solo era increíblemente hermosa, sino también culta, y
aparentaba ser una persona interesante. Incluso su voz era como la de un ángel!
Mis sentidos no podían creer lo que percibían, mi corazón latía como su hubiese
estado corriendo durante horas.
-Mis libros favoritos son “Por quien doblan las campanas” y “Hamlet”
-Amo a Shakespeare. Su capacidad de crear escenas que reflejan sentimentalismos
tan profundos es incomparable.
-Lo sé es impresionante… –dije sin dejar de mirarla fijamente.

Más impresionante parecía lo que tenia enfrente de
mi, y mas que impresionante, parecía imposible, me pasó por la mente que al ser
tan bella no fuera a ser una persona que tuviera tan siquiera algo interesante
de que hablar, pero cada momento que pasaba, estaba mas seguro de que había
encontrado a un verdadero ángel.

De pronto hubo un silencio de tal vez menos de 4
segundos, cosa que me aceleró y sin pensarlo, mis labios gritaron:
-Tienes unos ojos hermosos –¡vaya! Pero que atrevimiento de mi parte, ¿y si
piensa mal de mi? ¿Qué tal si malinterpreta mis intenciones? No estoy pensando
claro.
-Muchas
gracias, que simpático eres –¡santo dios! Que suerte tengo.

De pronto mi atención se vio interrumpida por el
sonido de un automóvil que se estacionó justo enfrente de la acera en la que
estábamos parados.
-Al parecer ya llegaron por mi –dijo ella mientras
me sonreía.
-Fue un gusto conocerte Jorge.

Ella abrió la puerta mostrando la silueta de un
hombre grande, se subió al auto y este se alejó hasta perderse con el resto de
las luces de la cuidad.

Mi realidad ficticia, mi sueño dorado, todo se
había hecho pedazos.

-¿¡Cómo no lo pensé!? Ella tiene un novio, ¿¡cómo
pude pensar que algo como eso no estaría ya con un hombre!? ¡Qué suerte la
suya!

Aquella noche regresé a mi departamento en el
centro y subí las escaleras con la mirada baja pensando en lo ingenuo que fui,
jamás sentí eso, jamás me había quedado con tal impresión de una mujer, era
amor a primera vista… al menos por mi parte, por que sé que ella jamás se
fijaría en mi ¿Qué tengo yo para ofrecer? No tengo muy buena pinta, sería un
milagro si ella se fijara en mí.

Al día siguiente desperté sin ganas de ir al
trabajo, hubiera preferido quedarme en cama, pero si faltaba al trabajo mi jefe
me mataría, además necesitaba distraerme, pero de todas formas no podía evitar
pensar en ella, solo que esta vez no era con ilusión, sino con tristeza, tan
solo unos segundos platicando con ella y hubiera jurado que podría pasar el
resto de mi vida con aquella mujer, e incluso más tiempo.

En la noche salí de la oficina no solo con enojo
sino con una inmensa frustración, no pude sacar a esa lúcida figura de
perfección de mi cabeza en todo el día, no pude concentrarme en lo que estaba
haciendo y mi jefe me gritó como cada semana, pero esta vez mi mente estaba
demasiado divagante como para contestarle algo coherente; ya ni siquiera sabía
donde situar mis pensamientos, tan solo recordar ese instante, esa fracción de
segundo o tal vez menos en la que pude contemplar la perfección de todos los detalles
de su cara, solo para llegar a ese momento aún más corto, en que la realidad
desapareció, en el que el tiempo se detuvo y sus ojos me hipnotizaron, cuando
todo se hizo borroso y pareciera que mis sentidos solo se enfocaban a ella,
solo de recordar ese instante en que la vi, me venía un sentimiento, como el de
todo hombre que mira a una mujer a los ojos y sabe que esta profundamente
enamorado de ella; yo la miré y supe que jamás volvería a estar tan cerca de
ver algo perfecto, como lo estuve en ese momento.

Caminé lentamente hasta el estacionamiento del bajo
las luces de los postes, en sentido contrario hacia donde siempre me dirigía,
solo para poder darle la vuelta a la cuadra y evitar pasar por ese lugar y
recordar el instante en el que tuve que caer en la maldita realidad; llegué al
estacionamiento y subí a mi auto, solo para girar la llave y escuchar el ruido
del motor reventando alguna pieza importante y dejándome con mas razones para
tener mi mala cara.

-¡Mierda! ¡¿Qué más me puede pasar hoy?!

Tuve que regresar caminando hasta la parada de
autobús, y me senté junto a una anciana con un perro que no dejaba de ladrar,
yo solo recargue mis codos en mis piernas y puse la cara entre las manos con
ganas de dispararme en la cabeza.

-¿Jorge? ¿Jorge eres tú?

Subí la mirada llena de frustración y en ese
instante todas mis emociones desaparecieron y mi cabeza quedó en blanco, ahí
estaba, la silueta del ángel mas hermoso, doblando sus facciones para formar
una inocente y bella faz de preocupación. Entre tartamudeos se me escapó un
hola y ella preguntó:

-¿Qué tienes? ¿Tuviste un día duro en el trabajo?

Suspiré y dije:

-Sí, podría decirse que sí.
-No estés triste, mañana será otro día.
-Con suerte voy a llegar a mañana- dije con
desesperación.
-No digas eso, ¡anímate!, Todo es más fácil con una
sonrisa, ¿que te parece si vamos a tomar algo? Tal vez un café, hace frío y
necesitas pensar en otra cosa.

Mi corazón se salía de mi pecho en ese momento y me
temblaban las manos.
-Sí, ¿por qué no? –Dije con una sonrisa, no me había emocionado tanto desde mi
primera cita a los 13 años.
-Conozco un lugar agradable a una calle de aquí, vamos. –dije con los nervios
acentuados en la voz; ella solo soltó una risita silenciosa.

Teníamos que caminar un par de cuadras para llegar
a aquél lugar, así que respire profundo y decidí borrar el nerviosismo de mi
mente, ella tenía una forma de caminar muy elegante, usaba tacones, no muy
altos, y sabía exactamente como tenía que moverse, podría llamar la atención de
cualquiera, como una modelo en pasarela, pero a la vez era mas discreto,
simplemente elegancia. Mientras caminábamos al restaurante, yo le conté de mi
duro día en el trabajo y ella solo escuchaba con atención, sonriendo y
asintiendo con la cabeza de vez en cuando, parecía que la conocía de toda mi
vida, parecía que hubiera podido contarle desde mi infancia hasta el día de
ayer.
Llegamos al restaurante y yo seguía tan nervioso a pesar de que intentaba
evitarlo, mis manos estaba sudando, pero me reconfortaba el hecho de que no
importaba ya si hacía alguna tontería que me hiciera quedar en ridículo, ya
había perdido aquella ingenua esperanza; nos sentamos en la barra, yo dije:
-Pide lo que gustes, va por mi cuenta.
-¡Vaya! muchas gracias ¿que tal si vamos por algo ligeramente mas fuerte que un
café? ¿Compartimos una botella? Necesitas algo que te distraiga de tu largo día.
-¡Claro!
-¿Que tomas?
-Cualquier cosa conteste con una sonrisa.
Ella pidió vino, nada caro pero de buen gusto, sabía de lo que hablaba al
ordenar al mesero la botella que quería de la carta ¡que mujer tan elegante!
Después de unos minutos de plática ella preguntó:
-Y, ¿tienes novia?
-No –contesté otra vez con los nervios en la voz.
-Qué bien –Yo me sonrojé y ella sonrió.
-Tu novio si que es una persona afortunada.
-¿Novio?
-Si, el sujeto con el que te fuiste el otro día en
el auto ¿era tu novio no es así?
Ella rió y dijo:
-¿Eso es lo que parece? -En ese momento mis ansias
se incrementaban con cada pequeña pausa que hacía entre cada una de las
palabras que articulaba, ¿podría ser? ¿Podría ser que me confundí y ella en
realidad no estuviera con nadie?
-No, no, no, el era solo… un amigo.
-¡Oh! ¡Ahora entiendo! ¡me confundí!, Que
vergüenza, pensé que él era tu novio!

Me di cuenta de que estaba hablando demasiado, y
ponía demasiada exaltación en las palabras, no podía creer lo que estaba
escuchando; lamentablemente ella también notó lo mismo.

-¿Estás bien Jorge? -En ese momento todo mi cuerpo
temblaba, necesitaba asimilar la idea y rápido, antes de que ella me tomara por
un loco.

-Si te quieres ir yo comprendo, no…
-¡No! -La interrumpí y ella expresó con la mirada sentirse
un poco incomoda.

-Lo que digo es que, jamás hubiera pensado que una
mujer como tú fuera a ser soltera, quiero decir, eres muy bonita, y además,
pareces ser una persona muy profunda, sinceramente estoy muy sorprendido.

Ella sonrió nuevamente con esa cara que en ese
momento había extrañado mas que mi infancia, y nuevamente todo el nerviosismo
desapareció, solo mirarla me daba una total paz interior que solo podía
compararse a flotar en una nube.

-Como comprenderás, el trabajo puede quitarle mucho
a las personas.
-Si, te entiendo por completo, pero por una mujer
como tu, se que valdría la pena sacrificar lo que sea. -la curvatura de sus
labios se hizo aún mas pronunciada y yo me sentía eufórico, tenía ganas de
correr, rodar en el piso, no lo sé, mi cuerpo se sentía como nunca lo había
hecho y había fuegos artificiales en mi cabeza, pero con mucho trabajo contuve
mi emoción, y logré canalizarlo en una sonrisa.
Pasamos mucho rato mas platicando de varias cosas, nuestros amigos, nuestros
intereses y aspiraciones, cada segundo descubría lo interesante que era aquella
dama mientras nuestros temas de conversación se hacían mas profundos, ni
siquiera me di cuenta de la hora, pasaba ya la 1 de la mañana, pero esta mujer
era tan perfecta, ¿podría estar enamorado? ¿Y ella que piensa de mí? Creo que
le gusto… Yo estaba completamente sobrio, un poco de vino tinto no nublaría así
mi juicio, estaba seguro de lo que sentía, y ella parecía hacerme sentir como
un ser humano, mas aún, tenia algo que me hacia sentir especial, juro que
conocía a estar mujer de toda la vida.
Salimos del café y para despedirme de ella me acerqué para besar su mejilla y
para mi sorpresa casi me da un ataque cuando ella me besó en los labios; yo me
quedé sin palabras y la miré fijamente a esos hermosos y grandes ojos, y
dejándome llevar por el impulso nos besamos otra vez, pero con un aumento de
entusiasmo remarcable. No se si pasaron minutos, segundos o una eternidad, pero
sabía que ya era tarde y esto tenía que terminar tarde o temprano.
-Mi departamento esta a solo un par de cuadras de aquí y…
-¡Pues vamos entonces¡- Me interrumpió ella.

Mi expresión fue de incredulidad y luego una
sonrisa me vino sin intención a la mente. Luego mientras caminábamos para tomar
un taxi recobre un poco de sentido y me brincó a la mente algo que me asustó,
después de besarla, yo ya no tenia los pies sobre la tierra, no sabía que iba a
pasar y si yo sería capaz de manejarlo.
-Jamás estuve con un hombre tan caballeroso y tierno Jorge, ¿Lo sabias?
-Y yo nunca con una mujer tan hermosa, inteligente y perfecta- dije tan feliz
como pude verme.
-Jorge, me gustas, eres en serio muy lindo, ya casi no hay hombres así, eres
muy especial, no dejes que nadie te diga lo contrario.

¿Yo? ¿Especial? O la pregunta debería ser: ¿ella?
¿Ella me considera especial a mí? No sé
si estaba despierto, o si el vino tal vez si tubo influencia sobre los dos,
pero de algo estaba seguro, despierto o no ¡estaba en un sueño! Ya solo me
dejaba llevar por el momento, sin pensar en nada, jamás había tenido tanta
suerte en mi vida, y pensar que el día iba a terminar en desastre.
Llegamos a mi departamento y los besos mas apasionados cada vez continuaron,
luego llegamos a mi habitación y comenzamos a quitarnos la ropa, su cuerpo era
deslumbrante, no creo que esta mujer conociera la comida u otro lugar que no
fuera el gimnasio. Parecía imposible pero no era solo sexo, estaba seguro de
que por primera vez lo haría solo por amor, se que Amanda fue enviada desde el
cielo como un regalo, era simplemente imposible encontrar a una mujer así,
literalmente imposible, la realidad parecía algo lejano, estaba perdido por
completo en esta mujer.
Eso minutos fueron mágicos y ella se movía como gimnasta, era la mujer de mis
sueños, incluso mas, ni siquiera pidiéndole un deseo a una estrella y que este
se hiciera realidad hubiera nacido una mujer como Amanda y estaba seguro de
ello, jamás me había sentido así, mientras hacíamos el amor solo pasaba por mi
cabeza lo hermoso de aquel momento; pensaba que despertaría en cualquier
momento pues ya estaba convencido de que algo tan perfecto no podía ser real; y
justo cuando estaba por terminar lo pensé, no podía dejar terminar todo esto
sin decirle lo perfecta que era, sin decirle que yo sabía que era un ángel, un
sueño, sin decirle lo perfecta que era, no podía irse sin que supiera de alguna
forma, que me había enamorado de ella en tan solo unas cuantas horas.

Después de terminar mi corazón latía fuertemente y
mi respiración era agitada, en cuanto pude recobrar el aliente, sin pensarlo me
arme de valor y dije:
-Amanda yo te…
-No, no te preocupes –ella interrumpió
–puedo regresar sola, y… ¡ah sí! ¿Quieres que tome
el dinero de tu cartera? Para que no te levantes, Si me necesitas otra vez ya
sabes donde encontrarme y, oye, gracias, de veras eres único, si que sabes
tratar a una dama, nunca tuve ningún cliente así. –después me guiñó un ojo,
tomo sus cosas, dinero de mi cartera que estaba en mi pantalón y se fue.